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La hijastrastra de Luis era una joven apretada y rebelde que lo ponía a prueba cada vez que tenía la oportunidad.
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La hijastrastra de Juan era tan estrecha que siempre se quejaba del dolor, pero él no podía evitar volver a penetrarla con duro.
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Él había invitado a la madre de su amiga a cenar en su apartamento, y no podía evitar mirarle las tetas cada vez que se inclinaba para servirse más vino.
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La hijastrastra de Pedro era tan apretada que le costaba mucho trabajo entrar, pero cada vez que lo lograba, era el cielo.
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